Ahora que nos hemos impuesto una pausa necesaria en el trabajo público, el tiempo abunda y nos da la posibilidad de desenpolvar los viejos poemas, nuestras primeras melodías; tenemos la oportunidad de revisar el camino recorrido, detenernos en las fotografías que eternizan instantes, encontrar en los retratos los rostros de amigos que estuvieron y ya no están... o están con cada vez menos pelo...
Pensando y dándole vueltas a las posibiliddes -esta pausa que decidimos hacer- quizá no sea el resultado del cansancio físico o la saturación emocional; es posible que sea síntoma de un mal mayor... de muchas dudas, de una interrogante profunda sobre cual el camino que nos toca recorrer.
Es que ahora más que nunca sentimos que las verdades se nos diluyen y no tenemos la mínima idea de lo que vaya a sucedernos. Es desgarradora nuestra nostalgia de futuro.
