Hola queridos amigos lectores de este blog.
Lamentamos no haber actualizado este espacio por tanto tiempo, esto sucedió por algunas razones ajenas a la presente, habrá otro momento (esperamos) en el que, con gusto, podremos explicárselos.

Nuestra mayor preocupación, por ahora, nace de una llamada y algunos mensajes de texto que llegaron a nuestros celulares. Lo que sucedió fue lo siguiente.
En horas de la mañana del día 12 de enero (un día después de nuestra participación en conmemoración del 11 de enero en la plazuela Bush) Marcelo recibió la llamada de un número que no quedo registrado en el teléfono y una voz ajena a su memoria le dijo: “Cuídense hijos de puta, porque les vamos a hacer hervir en aceite”. De la misma manera, Arpad recibió un mensaje con el mismo propósito.
Confundidos, pero ya más habituados a este tipo de situaciones, quisimos dejar de lado el tema y continuar con nuestro trabajo y nuestras vidas. Luego, pensándolo mejor, decidimos compartirlo con ustedes (incluidos los comunicadores de la tortura, sí ustedes), por el simple hecho de desenmascarar la actitud que tienen estos señores. ¿Por qué no?
Es admirable y paradójico al mismo tiempo, constatar la co-existencia en estas personas de una mentalidad que se pretende moderna (civilizada) e incorporada a la era cibernética y su lastre de clase (conservadora y retrógrada) dispuesta a utilizar métodos de tortura arcaicos, heredados de sus abuelos, con el fin de mantener sus privilegios. Es admirable y paradójico verificar que estos sujetos que se declaran demócratas, están dispuestos a las mas aberrantes prácticas.
Para los "mensajeros". . . ¿no se sienten capaces de debatir ideas? ¿acaso piensan que todos debemos pensar de la misma manera? ¿conciben acaso que las "diferencias" son las que dan vida a una sociedad?
Para todos los amigos y hermanos. Que no exista el miedo, tenemos poco que temer, pues la historia está de nuestro lado. ¡Destruyamos las viejas prácticas!
Hasta la próxima.
QUIMBANDO
Imagen: alesalazar